Historia del vino del Etna
Un viaje al pasado al descubrimiento de la historia del vino del Etna, una de las tradiciones vitivinícolas más antiguas de Sicilia.
La tradición vitivinícola en el área del Etna tiene una historia milenaria. El principio de la fascinante historia del vino del Etna tiene raíces lejanas en el tiempo, desde las dominaciones griega y romana hasta nuestros días.
La llegada de los griegos: el comienzo de la historia del vino del Etna
La provincia de Catania, según los testimonios, es la civilización agrícola más antigua de Sicilia; las primeras comunidades agrícolas se remontan incluso al Neolítico. Fue entonces la primera área de la Sicilia oriental colonizada por los Griegos en 729 a.C.; estos trajeron importantes innovaciones en las técnicas agrícolas y introdujeron la viticultura y el vino. Ya desde el siglo V a.C. la zona etnea resultaba fuertemente plantada de vid; y también durante la dominación romana, el cultivo de vino estaba en constante aumento.
Sucesivamente, comenzó un período de declive, que continuó hasta la baja Edad Media.
La edad dorada del Condado de Mascali
Ya alrededor del 1500 se elogiaban los vinos producidos en la zona del Etna; desde el siglo XVIII hay reseñas a la extraordinaria difusión de la viticultura en la provincia de Catania. En los documentos de la época se encuentran muchas referencias al vino del Condado de Mascali (que en la época incluía los países actuales de Mascali, Giarre, Riposto, Sant’Alfio, Santa Venerina y Milo), particularmente renombrado y exportado, sobre todo en Malta.
Pero fue durante el siglo siguiente que la producción y el prestigio del vino de la zona del Etna continuaron creciendo, y en consecuencia, el comercio: el puerto de Riposto se convirtió en el polo principal de la venta y exportación europea del vino etneo.
Durante el curso del 1800 la producción vitivinícola se expandió también en sentido territorial, llegando hasta toda la zona a los pies del volcán; nacieron nuevas bodegas y también los viñedos propiedades de pequeñas familias nobles fueron ampliadas y potenciadas. Al final del siglo, con más de 90.000 hectáreas de viñedos, la provincia de Catania era la más cultivada de la isla.
De la crisis del inicio del siglo XX a la renovación de la tradición de los vinos del Etna.
La invasión de la filoxera al inicio del 1900 que comportò la destrucción del 80% de los viñedos europeos, no ahorró tampoco Sicilia y l’Etna. Solo unas pocas viñas sobrevivieron a la invasión. La producción disminuyó drásticamente y, no obstante el uso de portainjertos (base y raíces de ciertas variedades de especies de América, inmunes a la filoxera, en las que se injertaron vides locales), no fue posible recuperar todos los viñedos precedentes. Esto, unido a las frecuentes erupciones del Etna, condujo a una reducción significativa de la tierra dedicada a la viticultura, 40.000 hectáreas: poco menos de la mitad que al final del siglo.
Sin embargo, a pesar de la dificultades derivadas de factores ambientales y históricos, a partir de la segunda mitad del siglo XX la viticultura del Etna comenzó a crecer nuevamente. El 11 de Agosto 1968 fue reconocida la Denominación de Origen Controlada, convirtiéndose de hecho en el primer Doc de Sicilia y una de las más antiguas de Italia. A partir de los finales de los años 90, gracias a nuevos inversores locales, nacionales e internacionales, ha aumentado considerablemente el interés por los vinos autóctonos del Etna, ahora considerados de pleno derecho una excelencia internacional.
En este escenario, se encuadra la empresa vinícola Emilio Sciacca Etna Wine; una empresa relativamente joven, pero impulsada por un profundo amor por la tradición vitivinícola del Etna, que tiene su raíces en el antiguo Palmento Martinella.